martes, 11 de agosto de 2009

El Resurgimiento De La Agricultura.

Producto de las guerras de la independencia, que provocarón la destrucción de los campos y falta de mando de obra, la agricultura se mantuvo en un profundo estado de postración. Aun cuando durante los años 20 se introdujeron algunas innovaciones en el trabajo agrícola, como los arados importados, y se concluyó en 1821 una importante obra de regadío, el canal del Maipo, la agricultura recién apartir de la década de 1830 comenzó a mostrar ciertos signos de recuperación. Uno de ellos fue la reanudación de las exportaciones de trigo a Perú; pero éstas sólo equivalían a un pequeño porcentaje de la que se habían realizado durante la época colonial.
Un fuerte impulso para el sector agrícola provino de los poderosos empresarios mineros, especialmente de la plata, que invirtieron parte de sus enormes capitales en fundos del centro y sur del país. A ellos les correspondió la tarea de financiar la introducción de maquinarias modernas, de nuevas técnica, de cultivo, de obras de regadíos y del uso de abonos, entre otros avances los cuales permitieron aumentar la productividad de las tierras. Un buen ejemplo de lo anterior fue el del minero inglés José Waddington, quien construyó un canal de unos 60 kilómetros para regar sus campos de la zona de Limache, serca de Valparaíso.
Por otra parte, la agricultura se vio muy favorecida con el desarrollo de la actividad vitivinicola, que a apartir de la introducción de cepas francesas realizada por Zilbestre Oshagavía en 1851, pudo mejorar notablemente la calidad de sus vinos. Paralelamente, comenzaron a cultivarse la betarraga azucarera, el arroz y los espárragos, y se introdujeron vacunos, cerdos y caballares importados. Todo ello contribuyó a diversificar en alguna medida la actividad agrícola y ganadera.
En 1838 y con el apollo del gobierno de Prieto, se creó La Sociedad De Agricultura, cuya finalidad era difundir los adelantos técnicos en los campos del país.
Con el objtivo de establecer un jardin de aclimatación de platanas descosidas en Chile, se creo en 1839 La Quinta Normal. Ésta fue organizada por el Italiano Luis Sada.
Sin embargo, el verdadero auge del sector agrícola comenzo hacía 1848, cuando desde California (E.E.U.U) comenzarón a imporarse grandes cantidades de Trigo y arinas provenientes de Chile, debido a la cresiente cantidad de personas que llegó a ese lugar en busca de oro. Como en Chile era el único productor importante de trigo en la costa occidental del pasifico, su agricultura se transformó prácticamente en el exclusivo proveedor del mercado Californiano. Esto elevó enormente el precio del trigo y de la arina exportados, y con ello también las ganancias de los agricultores nacionales.
En 1851, el descubrimiento de oro en Australia implico la creación de un nuevo e importante mercado para los agricultores chilenos. El apogeo de este ciclo exportadór en 1855. Sin embargo, en los años siguientes la situación cambió radicalmente, pues tanto California como Australia logra´ron pronto autoabasteserce de trigo y arina, hecho que cerró aquellos mercados para Chile. Ya hacia fines de la década de 1850, la exportación era prácticamente nula, lo que provocó una fuerte caída en los presios y afectó además, la situación general de la economía del país.

Los principales Mineros De La Época.

El avance de la mineía y sus importantes resultados económico fue obra de las pesonas que descubrieron los yacimientos y psieron en marcha su explotación. Se trató de una obra colectiva, en la que participó una gran cantidad de hombres con sus familias, ya fuese en la búsqueda de los minerales, como luego en los campamentos, muchas veces muy primitivos, donde se instalaban para las faenas de extracción.
Se conservan los nombres y los datos más relevantes de quienes organizaron esos trabajos, fueron propietarios de las minas y consolidaron importantes fortunas. En la mayoría de ellos ubo un marcado sentido de la aventura para superar los tiempo iniciales, que fueron muy difísiles.
En el caso de las minas de plata, destacó Miguel Gallo. Era originario de la ciudad de la Serena y desde su juventud abrazó la causa patriota en favor de la independencia. Luego se trasladó a vivir a la ciudad de Copiapó, donde su calidad de teniente de gobernador de la ciudad, le correspondió proclamar la Independencia De Chile. Dedicado a la actividad minera, tuvo la fortuna de reconoser, en 1832, el mineral de Chañarcillo. De este hecho nació una de las grandes fortunas chilenas relacionadas con la minería.
En la mineía del cobre, que adquirió importancia a partir de la década de 1820, destacó, entre otros, José Tomás Urmeneta. este empresario a despertado el interés de muchos estudiosos de modo que hoy se conose bastante sobre su vida. Sabemos que quedó huérfano desde muy joven y que, sin mayores recursos económicos, viajó por Europa y Estados Unidos entre 1823 y 1831. Cabe destacar que un viaje de esas proporciones significaba en aquella época una gran aventura. Vuelto a Chile, se istaló en Coquimbo y se dedico de manera constante a la búsqueda de minerales, en 1852 descubrio el yacimiento de cobre del cerro Tamaya la posesión de esta mina le otorgó una importante fortun y recursos suficientes para dedicarse a la fundición del mieral extraido.
Los principales empresarios del carbón de piedra fueron entre otros, Guillermo Wheelwright, quien, apartir de 1841, comenzó a extraer este mineral en Lirquén y logró, ademas, exportarlo hacia el Pérú; y los integrantes de la firma compuesta por Matías Cousiño, Tomás Garland y los hermanos José Antonio y Juan Alemparte, formada en 1852 con el nombre de Compañía de Lota. En 1856, tras el retiro de los alemparte y Garland, la sociedad pasó a manos de Cousiño y de su hijo Luis.

El Explosivo Desarrollo De La Minería.


Uno de los sectores productivos menos afectados por las guerras de la independencia fue el minero, pues la actividad bélica y sus ruinosas consecuencias prácticamente no tocaron la zona norte del país.

El auge de esta actividad se inició en mayo de 1832, cuando el cateador Juan Godoy descubrió el mineral de plata de Chañarcillo, ubicado a unos 50 kilómetros al su de Copiapó. Este hecho provocó una serie de nuevos e importantes descubrimientos argentíferos en esa zona, como la Descubridora (septiembre de 1832), El Checo Grande (1847) y Tres Puntas (1848).

El puerto de Caldera, desde donde se exportaba la plata a los mercados internacionales, y especialmente a la ciudad de Copiapó, vivieron años de gran prosperidad. Ella no sólo se reflejó en la construcción del ferrocarril que las unió a fines de 1851, sino también en el aumento de sus poblaciones y de la actividad comercial en general. La decadencia de la minería de la plata, provocada especialmente por el agotamiento de Chañarcillo y Tres Puntas, se hizo notoria hacía 1855, año que marcó así el fin del ciclo expansivo de esta zona minera.

Sin embargó al descenso de la plata siguió una progresiva exportación de cobre, que también brindó importantes entradas al país. Este mineral comenzó a cobrar cierto auge en 1825, con la creciente demanda proveniente de Inglaterra. Aun cuando las primeras explotaciones cupreras fueron iniciadas por empresarios ingleses establecidos en Chile, hacia 1850 algunos empresarios chilenos comenzaron a trabajar en ese campo.

Además de Tamaya, había también otras importantes minas de cobre en la región en el desierto de Atacama, en el Valle de Aconcagua y en las cercanías de Rancagua, donde se explotaba el mineral de El Teniente. De esta manera, la minería y la explotación del cobre se transformaron en el rubro productivo que mayores entradas dejaba al país.

La explotacion de los importantes yacimientos de carbón de piedra en la zona de Concepción comenzó a efectuarse en la década de 1840. Aun cuando anteriormente se extraía carbón de técnicas artesanales, la explotación industrial de las minas se incrementó debido a la demanda generado tanto por la navegación a vapor como por la minería que se desarrollaba en el note del país. En ambas actividades, debido a la desaparición de los bosques naturales, que eran usados como leña, se comenzó a utilizar el carbón como combustible.

Con el desarrollo de los ferrocarriles y la apertura de importantes mercados e el exterior, como Panamá y California, la minería del carbón cobró un gran auge.

lunes, 10 de agosto de 2009

Primeros Ferrocarriles Chilenos.


Ese mismo año el ministro de Vial obtuvo la aprobación de la ley que ayudaría enormemente a la construcción de ferrocarriles durante la década de 1850.Con la llegada de esta década, en la que el país fue gobernado por Manuel Montt, se inició la era de los ferrocarriles en Chile. El primero de éstos comenzó a ser construido en 1850, cuando el empresario norteamericano Guillermo Wheelwright se asocío con ese fin con un pequeño grupo de empresarios de Coíapó. La inaguración del tramo de 81 kilómetros entre el puerto de Caldera y Copiapó, se realizó el 25 de diciembre de 1851. Este ferrocarril fue el tercero de Sudamérica, pues anteriormente habían sido inauguradas sendas líneas féreas en la Guayana Inglesa (1850) y entre Lima y el puerto de El Callao, en Perú (mayo de 1851).
Tras ser superada la crisis provocada por la revolución de 1851, comenzó la construcción del tendido ferroviario entre Santiago y Valparaíso. Éste se inició con capitales de accionistas privados, entre los cuales destacaba, como uno de los más importantes, Candelaria Goyenechea de Gallo. Sin embargo, debido a los altos costos de tal empresa, el Estado debío tener participación en ella, trasformándose en 1858 en su principal accionista. En 1856 se comenzó la construcción del ferrocarril al sur del país. La primera etapa, Santiago-Rancagua, quedo terminada en 1860.
Otros importantes adelantos realizados a mediados del siglo, y que fueron entregados por el Estado en concesión a empresarios privados, fueron, por ejemplo, el alumbrado de las calles de Santiago (1856), y el servicio telegráfico entre Santiago y Valparaíso, llevado a cabo por Wheelwright en 1852.
El Estado, por su parte, se encargó de desarrollar el crédito y fomentar el ahorro. Se creó así la caja de crédito Hipotecario, en 1855, que perseguía otorgoar créditos para el fomento de la actividad agrícola, y en 1861, la Caja de Ahorros de Santiago, cuyo principal objetivo era incentivar el ahorro entre las personas de menores recursos.
En 1860, por influencia del economista francés Juan Gustavo Courcelle Seneuil, se dictó la primera Ley de Bancos, que reglamentó el funcionamiento de estas instituciones. Esto se hizo necesario debido a la rápida proliferación de bancos que se había iniciado en las décadas anteriores. el primer banco que funcionó con autorización legal en Chile fue el Banco de Valparaíso, fundado en 1855 por el empresario Agustín edwards. En Santiago fue el Banco de Chile, fundado en 1859. Cabe aquí señalar que con anterioridad a 1855 funcionaban de hecho varios bancos, como el Banco de Ossa de Valparaíso, que habían surgido de casas comerciales que emitían y prestaban dinero a particulares.

Recuperación Economica hacia 1830

A parir de 1830 la situación económica entró en una fase de franca recuperación. Una destacada participación en esta tarea le correpondió al ministro de Hacienda Manuel Rengifo, quien organizó adecuadamente la Hacienda de la República. Una de sus primeras medidas fue rebajar el gasto fiscal; para ello eliminó una importante cantidad de puestos en la administración pública y redujo la planta del ejército. Con el fin de evitar la corrupción al interior de la burocracia estatal, dispuso que todo decreto de pagó fuese autorizado por el ministro de Hacienda. Paralelamente, consiguió contrarrestar con éxito el contrabando, lo que ayudó a aumentar los ingresos fiscales.
Para favorecer el desarrollo del comercio exterior, Rengifo restableció los almacenes de depósito en Valparaiso (1832), que habían sido organizados durante el gobierno de O´higgins, pero que debido al intenso contrabando habían sido inopernates. Esta medida favoreció no sólo a Valparaíso, que pronto se convirtío en uno de los principales puertos del Pacífico, sino también la entrada de mercaderías importadas a país, lo que regularizó así el abastecimiento de los mercados internos.
En 1834 se reformó la ley de aduanas. se establecieron derechos de internación para algunas mercaderías y se rebajaron considerablemente los de los productos considerados como imprescindibles para el desarrollo de las ciencias, las artes y la industria. Esto facilitó el ingreso de libros, de instrumentos y de maquinarias, entre otros.
En materia de impuestos, se eliminó el de alcabala, que gravaba a casi todos los productos agrícolas y fabriles, y se estableció el llamado catastro, impuesto a la renta que se calculaba sobre el valor de los predios rústicos y sus beneficios. Se ordenó, además, que aquél fuese recaudado por funcionarios públicos. Con esta última medida se suprimió el cobro de impuestos a trávez de contratistas privados, quienes arrendaban ese derecho en subasta pública e incurrían normalmente en graves abusos con los contribuyentes.
El aumento de la vigilancia sobre el funcionamiento del aparato administrativo del Estado permitió ordenar la Hacienda Hública. Esto quedó reflejado en el exelente funcionamiento del estanco del tabaco, que tras el fracaso de 1826 había sido puesto nuevamente en manos de funcionarios fiscales. Incluso, durante las décadas siguientes, el estanco se transformó en la empresa fiscal que en mayor proporción contribuyó a las entradas ordinarias del Estado.

Hacienda Publica y sector privado

La Situación del fisco al asumir Freire el gobierno en 1823 era muy precaria; carecía de los recursos necesarios para financiar los gastos de la administración pública, del ejercito y del servicio de la deuda interna y externa, entre otros. Especialmente complicado era el problema del pago del empréstito de 1 millón de libras esterlinas contratado en 1822 en Londres, cuya amortización significaba al Estado chileno un pago anual de 70.000 libras, suma que ahondaba aún más el déficit fiscal.
Ante la gravedad de la situación, el ministro de Hacienda de Freire, Diego José Benavente, entregó en 1824 la concesión del llamado estanco del tabaco a la firma Portales, Cea y Cía., uno de cuyos accionistas era Diego Portales. El contrato de traspaso autorizó a esta compañía para vender, por cuenta del fisco y durante el lapso de diez años, tabaco en todas sus variedades, naipes, licores extranjeros, té, etc. A cambio de la entrega de este monopolio, la firma concesionaria se comprometió a depositar anualmente en Londres la suma correspondiente al pago del servicio de la deuda.
Sin embargo, el alivio económico que la entrega del estanco del tabaco debía producirle al fisco no se concretó, pues ya en 1826 la firma Portales, Cea y Cía. no pudo pagar las sumas comprometidas. La razón principal de este fracaso fue la competencia provocada tanto por el florecimiento del contrabando de las especies estancadas como por la aparición de plantaciones clandestinas de tabaco, lo que deterioró rápidamente la situación financiera de la firma de Portales. Así, sumida en deudas y acusada de procedimientos dolosos, la administración del estanco volvió al Estado en 1826.
Las angustias fiscales obligaron al Estado chileno a adoptar medidas de urgencia, como la confiscación de los bienes del cero regular. La medida no logró los resultados esperados, pues los potenciales compradores se negaron a hacerlo, ya que no estaban con la confiscación, Otra medida fue la de vender una parte importante de la escuadra de guerra a Argentina, pues había gastos urgentes que financiar. Entre éstos destacaba el financiamiento de las tropas que luchaban contra el bandolerismo de los pincheira del sur.

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