Uno de los sectores productivos menos afectados por las guerras de la independencia fue el minero, pues la actividad bélica y sus ruinosas consecuencias prácticamente no tocaron la zona norte del país.
El auge de esta actividad se inició en mayo de 1832, cuando el cateador Juan Godoy descubrió el mineral de plata de Chañarcillo, ubicado a unos 50 kilómetros al su de Copiapó. Este hecho provocó una serie de nuevos e importantes descubrimientos argentíferos en esa zona, como la Descubridora (septiembre de 1832), El Checo Grande (1847) y Tres Puntas (1848).
El puerto de Caldera, desde donde se exportaba la plata a los mercados internacionales, y especialmente a la ciudad de Copiapó, vivieron años de gran prosperidad. Ella no sólo se reflejó en la construcción del ferrocarril que las unió a fines de 1851, sino también en el aumento de sus poblaciones y de la actividad comercial en general. La decadencia de la minería de la plata, provocada especialmente por el agotamiento de Chañarcillo y Tres Puntas, se hizo notoria hacía 1855, año que marcó así el fin del ciclo expansivo de esta zona minera.
Sin embargó al descenso de la plata siguió una progresiva exportación de cobre, que también brindó importantes entradas al país. Este mineral comenzó a cobrar cierto auge en 1825, con la creciente demanda proveniente de Inglaterra. Aun cuando las primeras explotaciones cupreras fueron iniciadas por empresarios ingleses establecidos en Chile, hacia 1850 algunos empresarios chilenos comenzaron a trabajar en ese campo.
Además de Tamaya, había también otras importantes minas de cobre en la región en el desierto de Atacama, en el Valle de Aconcagua y en las cercanías de Rancagua, donde se explotaba el mineral de El Teniente. De esta manera, la minería y la explotación del cobre se transformaron en el rubro productivo que mayores entradas dejaba al país.
La explotacion de los importantes yacimientos de carbón de piedra en la zona de Concepción comenzó a efectuarse en la década de 1840. Aun cuando anteriormente se extraía carbón de técnicas artesanales, la explotación industrial de las minas se incrementó debido a la demanda generado tanto por la navegación a vapor como por la minería que se desarrollaba en el note del país. En ambas actividades, debido a la desaparición de los bosques naturales, que eran usados como leña, se comenzó a utilizar el carbón como combustible.
Con el desarrollo de los ferrocarriles y la apertura de importantes mercados e el exterior, como Panamá y California, la minería del carbón cobró un gran auge.
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